Vivimos en una era en la que la tecnología no solo transforma industrias, sino que también se ha convertido en una herramienta poderosa para la inclusión social y profesional. Uno de los mayores retos de nuestra sociedad es garantizar que los avances tecnológicos estén al alcance de todos, especialmente de aquellos colectivos históricamente excluidos del mercado laboral. Entre ellos, las personas con discapacidad representan un grupo con un enorme potencial aún por activar en el entorno digital.
La revolución digital ha creado un ecosistema en el que cada vez más empresas necesitan profesionales cualificados en áreas como desarrollo de software, ciberseguridad, cloud computing, ciencia de datos o diseño UX/UI. Según diversos estudios del sector, la demanda de perfiles tech continúa creciendo año tras año, y muchas vacantes quedan sin cubrir por falta de formación específica.
Además, organizaciones de todos los tamaños están inmersas en procesos de transformación digital. Esto genera la necesidad urgente de incorporar talento que no solo domine las tecnologías, sino que también tenga una visión crítica y creativa sobre su aplicación. Y aquí es donde la diversidad, incluyendo la inclusión de personas con discapacidad, se convierte en una ventaja competitiva.
Este panorama abre una ventana de oportunidad única para personas con discapacidad que buscan una vía real de inserción laboral. ¿La clave? Apostar por una formación tecnológica adaptada, accesible y conectada con las necesidades del mercado.
Las personas con discapacidad pueden desempeñar cualquier puesto de trabajo para el cual estén cualificadas, y la tecnología ha ampliado aún más ese abanico. En el ámbito tech, existen múltiples oportunidades:
Muchas de estas tareas se pueden realizar en entornos accesibles y remotos, lo que facilita la integración laboral.
Los tipos de empleo más comunes en el entorno digital incluyen roles técnicos, administrativos y creativos. Gracias a la flexibilidad del sector tech, los perfiles pueden adaptarse a las capacidades y fortalezas de cada persona. Además, existen cada vez más empresas comprometidas con la accesibilidad y la diversidad en sus equipos.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para personas con discapacidad son herramientas digitales diseñadas para facilitar la comunicación, el acceso a la información y la inclusión. Incluyen desde lectores de pantalla hasta software de reconocimiento de voz, teclados adaptados o sistemas de navegación accesibles.
Estas herramientas no solo mejoran la calidad de vida, sino que también permiten la participación activa en entornos educativos y laborales.
Algunos ejemplos comunes de tecnología utilizada por personas con discapacidad son:
Las tecnologías de asistencia abarcan desde herramientas físicas como sillas de ruedas motorizadas o audífonos inteligentes, hasta soluciones digitales como asistentes virtuales o aplicaciones para la organización del tiempo y tareas.
They are programas informáticos diseñados o adaptados para facilitar el uso de computadoras y dispositivos a personas con diferentes tipos de discapacidad. Estos pueden incluir desde herramientas básicas de accesibilidad integradas en sistemas operativos, hasta software especializado para tareas específicas como edición de texto mediante la voz o lectura en braille digital.
Entre los recursos tecnológicos más utilizados para personas con discapacidad motora se encuentran:
Estas herramientas permiten un uso más autónomo de los dispositivos tecnológicos y, por tanto, una mayor integración en entornos educativos y profesionales.
En su reciente tribuna de opinión publicada en El Español-Invertia, Alan Gómez, director académico de IMMUNE Technology Institute, reflexiona sobre cómo el acceso a la formación tecnológica puede convertirse en un motor de oportunidades para colectivos tradicionalmente excluidos, y en especial para las personas con discapacidad.
"Hoy, formar es incluir. Y la tecnología, bien enseñada, puede ser la gran aliada para derribar barreras, ampliar horizontes y activar talento que muchas veces ha sido invisibilizado por falta de oportunidades reales." - Disruptores
Alan hace hincapié en que una educación tecnológica moderna debe ir más allá de los contenidos técnicos. Debe contemplar el acompañamiento humano, la accesibilidad de los entornos formativos y la flexibilidad metodológica para adaptarse a diferentes capacidades. Solo así, afirma, podremos hablar de un modelo formativo verdaderamente inclusivo.
Conscientes de esta necesidad, IMMUNE Technology Institute y Fundación ONCE han lanzado un programa de becas exclusivas para personas con una discapacidad reconocida igual o superior al 33%. Estas becas cubren hasta el 80% del coste de programas formativos en áreas clave del sector tech:
Los beneficiarios de estas becas acceden a bootcamps intensivos o másteres especializados, con un enfoque práctico, mentoría personalizada y una comunidad de aprendizaje diversa e inclusiva.
Además, todos los programas cuentan con una alta empleabilidad, gracias a la red de empresas colaboradoras y la conexión directa con las demandas reales del mercado. La formación se enfoca en capacitar para proyectos reales, fomentando la autonomía y la integración profesional desde el inicio.
En IMMUNE ya hemos visto cómo alumnos y alumnas con discapacidad han transformado su vida profesional gracias a una formación adaptada y conectada con la realidad. Desde personas que han reconducido su carrera hacia el desarrollo de software, hasta quienes han encontrado en la ciberseguridad una vocación que desconocían. La clave está en brindar acceso, acompañamiento y confianza.
Uno de los pilares del modelo formativo de IMMUNE es el aprendizaje experiencial, en el que los estudiantes trabajan en retos reales desde el inicio. Esto permite que los alumnos no solo aprendan, sino que también construyan un portafolio real de habilidades, lo que mejora notablemente sus oportunidades laborales.
In addition, la conexión con empresas del ecosistema tecnológico europeo e internacional permite que el talento diverso llegue directamente a los entornos que lo necesitan. Las personas con discapacidad formadas en estas disciplinas tienen hoy un espacio de crecimiento profesional, económico y personal.
Apostar por la inclusión en tecnología no es solo una cuestión de responsabilidad social, es una decisión estratégica. Incorporar talento diverso en equipos de desarrollo, innovación y análisis enriquece la creatividad, mejora la toma de decisiones y representa mejor a la sociedad que las empresas quieren servir.
La visión de Alan Gómez, y el compromiso de iniciativas como las becas IMMUNE x Fundación ONCE, son prueba de que cuando se combina formación con propósito, los resultados son transformadores.
En IMMUNE creemos firmemente que la tecnología tiene el poder de abrir puertas, eliminar barreras y generar un impacto positivo duradero. Por eso, iniciativas como estas no son solo una ayuda económica, sino un paso real hacia un futuro más inclusivo y justo para todos.
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