Al más puro estilo “Yo, Robot”, donde Will Smith nos mostraba una sociedad en la que se vivía en plena armonía con los robots, tanto en el entorno doméstico como en el laboral, los cuales tan solo tenían que cumplir las denominadas tres leyes de la robótica de Isaac Asimov que giran en torno a la protección del ser humano sobre la prevalencia del robot, la Inteligencia Artificial (IA) ha llegado a los puestos de trabajos del mundo real. Así, mientras que la “invasión” comenzó por la inclusión de máquinas en cadenas de montaje, la idea de que los robots compartan oficina con los trabajadores se hace más real si cabe.
Pero, ¿hasta qué punto pueden llegar a sustituirnos de una forma real en el mundo laboral? Profesionales como Matthias Kohler, arquitecto, reconoce que la IA es la causa en la destrucción de empleos, pero asegura que la automatización y digitalización de, en este caso, la construcción, está llena de ventajas; Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX se muestra más escéptico, desconfiando de los beneficios que pueden aportar estas tecnologías al día a día de las personas; y Edmund Dueck, director de marketing para EMEA de Liferay, asegura que “cuando los robots hagan nuestro trabajo, el valor estará en la creatividad”, aspecto que, en principio, la Inteligencia Artificial no puede trabajar. Es por esto por lo que se deberá invertir en el capital humano, considerando a la tecnología también como la solución y no solo como la causa que desechará miles de puestos de trabajo.
Son varios los estudios que han querido dejar patente el problema que va a presentar la Inteligencia Artificial en el ambiente laboral. Por ejemplo, uno de PwC llamado “Will robots steal our Jobs?” sugiere que la automatización del mercado laboral de aquí a 2030 se producirá en tres grandes oleadas: la primera, hasta 2020, denominada algorítmica y que consiste en la automatización de las labores más sencillas; la segunda, automatización aumentada, hasta mediados de la década de 2020; y la tercera, denominada autónoma, que permitirá la automatización de destrezas manuales y de la resolución de problemas en tiempo real, de 2030 en adelante, década a partir de la que España se verá más afectada por la automatización.
En definitiva, la llegada de la inteligencia artificial al mundo laboral es una realidad irrefrenable y, a pesar de que nos queramos martirizar con la posible extinción de nuestro puesto de trabajo (incluso hay páginas que te dicen cuál es la probabilidad de que este desaparezca tras la llegada de la IA, hay esperanza, sobre todo para los profesionales de la enseñanza, los que tienen que ver con la creatividad y con la propia programación y gestión de estas máquinas.
Ante esta perspectiva de futuro, cada vez hay un mayor número de individuos que buscan formarse en programación o en los denominados estudios STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics) debido a la creciente demanda de estos perfiles. Para todos estos, surge Immune, un instituto en el que se imparte la enseñanza de código de una forma novedosa, basándose en el trabajo en equipo entre iguales y que promoviendo la innovación. Además, se encuentran respaldados por empresas de renombre internacional que garantizan a los alumnos de Immune prácticas en sus empresas. Puedes encontrar más información sobre Immune y su metodología de estudio aquí.