Head of Marketing and Communication
El futuro ha llegado a las aulas. Los estudiantes ganan protagonismo en detrimento del profesorado tradicional que hasta ahora se limitaba a explicar una serie de conceptos teóricos durante casi dos horas, convirtiendo la clase en un monólogo que es interrumpido, de forma muy puntual, por algún alumno que pide que, por favor, vuelva a repetir la última frase porque se ha perdido mientras tomaba apuntes. La metodología clásica está desapareciendo y la globalización, la innovación tecnológica, la transformación del mercado laboral y la llegada de las nuevas generaciones a este, pone en entredicho el sistema docente actual, convirtiéndolo en uno menos rígido y más participativo.
En primer lugar, se pone en cuestión el papel actual del profesor, pasando de ser un transmisor de información a un guía de sus alumnos que determina qué actividades pueden o no implicándoles en el conocimiento. En segundo, la forma de dar clase. Conceptos cada vez más innovadores se han adentrado en las aulas y el aprendizaje invertido, colaborativo, práctico, con juegos, virtual y presencial, la hiper-personalización y el microaprendizaje son los nuevos métodos de enseñanza a los que miles de profesores se están adaptando poco a poco. La clave del triunfo de estos métodos, caracterizados por la flexibilidad del proceso de aprendizaje, se basa en que los métodos tradicionales y rígidos no consiguen calar entre los millennials, acostumbrados a cambiar de forma continua de dispositivo, provocando un déficit de atención cuando se les pide que estén concentrados en una sola actividad durante un periodo de tiempo determinado.
Uno de los métodos más utilizados en nuestro país es el blended o semipresencial, que combina la enseñanza on y offline a través de portales y plataformas especializados. “Aunque antes se hacía mucho hincapié en lo digital, los centros hicieron una inversión grande en dispositivos, pero ahora se dan cuenta que lo importante es el uso que se le da a la herramienta”, afirma Lourdes Rodríguez, consejera delegada de la consultora Coolhunting Group. Las plataformas más modernas que están en uso en las aulas fomentan una comunicación bidireccional, tipo Skype, pero con más de una persona a la vez e interactuando como si se estuviera directamente en el aula.
Tomando ejemplo de las instituciones más vanguardistas en materia de educación como el École 42 de París y el Holberton School de San Francisco, donde ya se ponen estas y otras metodologías de aprendizaje en marcha, nace Immune en España, el primer instituto del país donde alumnos de distintas edades y profesiones podrán aprender a programar de forma gratuita gracias a la colaboración con distintas empresas que se han querido unir al proyecto de Immune, apostando por el talento en esta ciencia.
Immune trabaja en base a una serie de principios clave como el aprendizaje ascendente, adaptándose así a distintos niveles de conocimiento, y la metodología de participación, basando el aprendizaje práctico entre iguales. Además, gracias al sistema prueba-error con el que trabajan dentro de la institución, los alumnos aprenden a través de la experiencia de primera mano, fomentando así la creatividad y la búsqueda de soluciones a las que llegar gracias a las sinergias formadas dentro del grupo de trabajo.
Por otro lado, desde Immune se ofertan distintos tipos de cursos en función del perfil del futuro alumno y de sus preferencias: computer entrepreneurship program, con una duración de 3 años durante los que se imparte todo tipo de competencias relacionadas con las demandadas en el mercado; bootcamps, para profesionales que quieren refrescar su conocimiento con cursos de tres meses; o executive management courses, que consisten en tres semanas de especialización. Otro aspecto que apoya la mentalidad del trabajo colaborativo de Immune es la inexistencia de requisitos profesionales o académicos para acceder a las enseñanzas que se imparten, ya que se basan en las aptitudes del sujeto y no en su experiencia previa.
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