Si decimos que la tecnología ha cambiado nuestra vida, no estamos diciendo nada nuevo. Pero, entre 2016 y 2022 viviremos un cambio tecnológico tan importante como el que hubo de 1900 a 2000. Desde 1960 hemos vivido cambios cambios casi de forma continua, en el mundo que nos rodea. Visionarios de todas partes del planeta han centrado sus esfuerzos en cómo hacernos la vida más fácil a través de las máquinas.
Este cambio continuado nos ha llevado hasta las puertas de la inteligencia. No nos referimos a la humana, nos referimos a la de las máquinas. La Inteligencia Artificial, la Automatización, la Realidad Virtual y la robótica avanzan a un ritmo astronómico que, nos ha abierto las puertas de la Cuarta Revolución Industrial.
Esta se caracterizará por la conexión de los mundos físico, digital y biológico, impactando así en todas las disciplinas, economías e industrias desarrolladas hasta ahora. Tal va a ser esta unión, que llegará un momento en el que tendremos que hacernos una importante pregunta: ¿seremos incapaces de distinguir lo natural de lo artificial?
Como afirma Klaus Schwab, del Comité Internacional de la Cruz Roja (Suiza) “una de las características de la Cuarta Revolución Industrial, es que no cambia lo que hacemos, sino lo que somos”. Este cambio se refleja, sobre todo, en nuestra forma de pensar. Por ejemplo, los jóvenes de hoy ya no piensan como lo hacían sus padres. Ahora sus preocupaciones se basan en el cambio climático, la desigualdad y la falta de oportunidades, entre otros aspectos. Aquí vemos, de acuerdo a lo que explica Peter Maurer, del comité Internacional de la Cruz Roja, como la Cuarta Revolución industrial ha conseguido “sacar a la luz las desigualdades y hacerlas menos aceptables en el futuro”.
La consciencia de crear un “nuevo sistema que satisfaga las necesidades básicas de todos los seres humanos”, como explica Stewart Wallis de New Economics Foundation, queda patente. Este, a su vez, debe ser “más justo y cuyo objetivo principal no sea el crecimiento en sí, sino optimizar el bienestar humano”.
Otro de los aspectos que más preocupan con la llegada de la Cuarta Revolución Industrial es la destrucción de empleo. Como explica Shara Burrows, de ITUC, “se cree que la robótica podría eliminar 5.000.000 de empleos de aquí a 2020, pero no es la cuestión clave” ya que, por ejemplo, la construcción, la sanidad pública, los servicios, la manufactura y la educación seguirán existiendo. En definitiva, por mucho que avance la tecnología y por mucho que aceptemos a la Inteligencia Artificial dentro de nuestro día a día, habrá actividades que jamás podrán realizar, como la creatividad o el pensamiento crítico, motivo por el que no llegarán a sustituirnos. El por qué es muy sencillo: la inteligencia artificial no es capaz de enfrentarse a lo desconocido, sólo de procesar la información que se le da, actuar en consecuencia y aprender de ella. En definitiva: la inteligencia artificial y toda la tecnología que se desarrolla a través de ella, complementará nuestras capacidades tanto a nivel físico como a nivel social.
Así que, las cuestiones claves son ¿cambiará el concepto de trabajo tal y como lo conocemos hasta ahora? ¿Qué papel quieres jugar en esta transformación?
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