La ética de la inteligencia artificial

En los últimos años, la amplia difusión experimentada por la Inteligencia Artificial ha abierto un mundo lleno de posibilidades a escala global, desde la industria manufacturera a la medicina. Sin embargo, también ha traído consigo infinidad de dilemas éticos que pueden darse a raíz de los peligros que pueden generar este tipo de sistema, como la degradación del clima o la amenaza de los derechos humanos. Por eso, en esta artículo queremos profundizar en la ética de la Inteligencia Artificial y en su importancia para nuestra sociedad.

La Inteligencia Artificial en el mundo empresarial

La Inteligencia Artificial está cambiando por completo nuestra manera de interactuar, trabajar y vivir, brindando múltiples beneficios pero sin unos límites que eviten el aumento de las desigualdades y el sesgo de las libertades fundamentales. Pero también es esencial asegurarnos de que se usa de forma responsable y no causa daños a las personas o al planeta.

Así pues, ética e Inteligencia Artificial deberían ir siempre de la mano. Lo que no solamente afecta al diseño y a la implementación moral de los sistemas, sino también a los valores sociales y culturales que deben integrarse en este tipo de sistemas. Totalmente necesario para garantizar su buen uso y aplicación.

De hecho, según un estudio llevado a cabo por SAS en el año 2017, el 92% de las empresas cree que la ética en la Inteligencia Artificial es algo prioritario. Pero además, el 63% de ellas dispone ya de comités para controlar que se hace un buen uso de la IA.

Pero, ¿por qué es tan importante la ética de la Inteligencia Artificial? ¿Qué características deberían tener este tipo de tecnologías para no convertirse en una amenaza para la sociedad?

¿Por qué es tan importante la ética en la Inteligencia Artificial?

La ética en la IA es importante por diversas razones. Hay que tener en cuenta que la Inteligencia Artificial no posee ni empatía, ni conciencia, ni ética por sí misma. Los límites morales vienen establecidos por el propio desarrollador, que es el que marca lo que está bien y lo que está mal. Con lo cual, mientras no se establezca una ética, la Inteligencia Artificial permanecerá sujeta a los estándares de moral del propio desarrollador.

Además, no hay que olvidar que la Inteligencia Artificial no se encuentra codificada, sino entrenada, por lo que incluso aunque haya sido creada con buenas intenciones, puede convertirse en algo menos probado moralmente o comportarse siempre como habíamos esperado. Con lo cual, se corre el peligro de que la toma de decisiones no sea ética.

La Inteligencia Artificial puede ser empleada para facilitar nuestro día a día, a través de invenciones como la conducción autónoma o las mejoras en los servicios médicos. Por este motivo, debemos garantizar que está programada para ser justa e imparcial.

Para resolver las preocupaciones de la ética de la IA, se han desarrollado distintos marcos éticos como el de la ACM (Asociación para la Maquinaria Computacional), que fija una serie de normas que siempre deberían orientar el empleo y el desarrollo de la Inteligencia Artificial, sin perder de vista aspectos como la responsabilidad, la transparencia, la discriminación y la privacidad.

La ética de la Inteligencia Artificial: ¿qué requisitos deben cumplirse?

En el año 2019, con el objetivo de fomentar una Inteligencia Artificial que respete los derechos y valores éticos, la UE publicó las “Directrices éticas para una Inteligencia Artificial confiable”, donde se recogían los siguientes requisitos:

• Acción y control humanos: la principal recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial es que este tipo de sistemas tienen que favorecer los derechos fundamentales de la sociedad y proteger la toma de decisiones y su autonomía.

• Privacidad: tienen que asegurar la protección de los datos y su intimidad, así como su calidad para evitar las inexactitudes, los sesgos y los errores y garantizar un acceso legitimado y privado.

• Diversidad: es necesario garantizar la diversidad y la inclusión  durante todo el ciclo de vida del sistema.

• Seguridad y solidez técnica: otra de las condiciones de la ética de la Inteligencia Artificial es que este tipo de sistemas sean exactos, seguros, reproducibles y confiables, además de contar con medidas de protección para poder poner en marcha un plan de repliegue en el caso de que surjan problemas.

• Bienestar social y ambiental: los sistemas de IA siempre deben emplearse para mejorar la vida de la humanidad, asegurando que sean respetuosos y sostenibles con el planeta y que tienen el mínimo impacto social.

• Transparencia: los datos y los procedimientos que tienen que ver con ellos tienen que quedar perfectamente registrados para garantizar la trazabilidad y mejorar la transparencia. Además, es fundamental que todo sea rastreable y pueda entenderse con facilidad.

• Rendición de cuentas: tanto antes como después de la implantación, es necesario poner en marcha medidas para asegurar la responsabilidad y la rendición de cuentas sobre las tecnologías de Inteligencia Artificial y sus resultados.

En definitiva, dado que la Inteligencia Artificial influye en la vida y el bienestar de las personas, es muy importante que la inteligencia artificial y la ética vayan siempre unidas en este tipo de proyectos, pero también en cualquier innovación tecnológica. Y es que, por el bien de la economía y de la innovación, no podemos correr el peligro de crear herramientas poco éticas.

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